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lunes, 30 de julio de 2012

La sensatez en Platón


Platón
CÁRMIDES
INTRODUCCIÓN
Como otros diálogos de Platón, el Cármides es un punto de temporalidad en la larga e inacabada historia de la filosofía platónica. Viene el discurso a reposarse en el Cármides, a adquirir presencia, después de una batalla, la de Potidea, a la que se hace referencia al comienzo del diálogo, y el tiempo real se hace lenguaje en el tiempo del diálogo. Se viene de la vida, de una circunstancia concreta, y se va al lenguaje, a la teoría. La conversación se abre, sin cerrar esa puerta de la vida que tampoco se cerrará cuando concluya: «-En ese caso, dijo él, no te me opongas tú», «-No, no me opondré» (176d). No sabemos cuándo volverán a enfrentarse los protagonistas; tal vez nunca. La vida, el diálogo queda pendiente sobre la posibilidad, sobre la historia y, por supuesto, por encima de cualquier dogmatismo, de cualquier respuesta clausurada y definitiva.

El argumento del diálogo se centra, como otros de esta época, en una discusión en torno a una palabra -sōphrosynē- y a su significado -sensatez, mesura, etcétera. Estos juegos semánticos, tan característicos de las primeras obras juveniles de Platón, participan del espíritu de la sofística e intentan además -a través de su encarnación en Sócrates- superarlo y situarlo en un horizonte distinto.

Pero, ¿por qué estos juegos dialécticos? ¿Por qué esta serie de tesis, de afirmaciones y contradicciones? Conocer es vivir. La mayoría de estos conceptos por cuya clarificación se lucha son conceptos prácticos. Tienen que ver con la realidad, con la sociedad, en una palabra, con la Polis. Todo saber refluye en ella. En el ámbito de la ciudad y de la convivencia es donde cuaja la vida humana y donde ésta se realiza. Pero la ciudad se ha ido formando lentamente. Cada estadio de su desarrollo ha tenido lugar sobre el suelo de la historia. Este espacio se ha consolidado sobre el lenguaje y, a través de él, se ha hecho posible la convivencia y, como Aristóteles afirma (Política 1253a), se crea la Polis. Surgida, pues, de las necesidades sociales, aglutinada sobre múltiples intereses, la ciudad-lingüística presenta un complicado territorio en el que se transmiten palabras endurecidas, significados sin objeto. Vivir es recordar y dominar: recordar los contenidos que anidan en las experiencias que siempre se hacen eco en la lengua; dominar y orientar las posibilidades de futuro a través de esa recobrada memoria del pasado.

Los conceptos, en cuya clarificación están empeñados estos diálogos, son conceptos que pueden transformar los comportamientos y, por medio de ellos, la realidad. Por eso, descubrir un sentido es descubrir, a la par, el sentido de quien los usa. Partir de nuestra propia ignorancia es reconocer que los usos del lenguaje han perdido el reflejo de la realidad que los organiza: es aceptar una inicial inseguridad, para llegar, al fin, a la seguridad de la plena teoría, a aquella que recoge, en el marco especulativo del concepto, el contenido práctico que lo articula.

De entre todos los diálogos de juventud es, tal vez, el Cármides, el más difícil. La búsqueda de qué es la sensatez acaba cayendo en un sutil análisis de qué, es el saber y de la dificultad de un conocimiento que tenga por objeto, no determinados contenidos, sino el conocimiento mismo.

El drama se desarrolla poco tiempo después de la batalla de Potidea, en el año 432. Como el Lisis, está narrado en forma directa por el mismo Sócrates; pero sus personajes no son sólo jóvenes aristócratas, sino nombres que habrán de representar un papel importante en la historia de Atenas. Este hecho no es indiferente a la discusión por la sōphrosynē, que, como ciencia del bien, se levanta desde el plano mismo de la política, para mejor constituirla.
Aparte de otras dificultades que el Cármides ofrece, no es la menor la de la traducción concreta del término sōphrosynē. Bien es verdad que el diálogo es una busca de su sentido, y que se dan diversas definiciones; pero lo realmente dificultoso es verter en un solo término todas las resonancias que en la palabra griega se encierran. Este problema ha sido planteado por la mayoría de los intérpretes. A. E. Taylor, por ejemplo, al afirmar que temperantia fue, para los romanos, el equivalente desōphrosynē, concluye: «es más fácil de indicar desde el uso del lenguaje qué es esta excelencia moral, que encontrar un nombre para ella en inglés moderno» (Plato, the Man and his Work, Londres, 19608, págs. 47­-48). Lo mismo sostiene T. G. Tuckey, en su excelente monografía: Platos Charmides, Amsterdam, 1968, pági­nas 8-9. Sōphrosynē se desplaza, pues, en un campo semántico en el que aparece como sinónimo de sabiduría, discreción, templanza, autodominio, moderación, castidad, prudencia, disciplina. Esta riqueza de significa­dos alude, sin duda, a la vida real del término, que ha ido constituyendo su semántica al ritmo de las condi­ciones económicas, políticas, sociales y religiosas. (Cf. Helen North, Sōphrosynē: selfknawledge and self--restraint in Greek literature, Nueva York, 1966.)

En el Crátilo 411e, se nos da la etimología de sōphrosynē, en relación con sōs (sano) y phrēn (corazón, mente, entendimiento)-sótéría phronéseōs-. En Homero (Ilíada XXI462), sōphrōn tiene el sentido de sensato y prudente —no me tendría por sensato si combatiera contigo por los míseros mortales», dice Apolo a Poseidón. En la Odisea (XXIII13) encontramos ya la formasōphrosynē; en oposición a imprudente, ligero, acompañada de otros términos que indican mesura. Cuando el ama anuncia a Penélope la llegada de Odiseo, ésta, incrédula, le contesta: «Los dioses te han trastornado el juicio; que ellos pueden entorpecer al muy discreto,y dar prudencia - sōphrosynē- al simple, y ahora te dañaron a ti, de ingenio tan sesudo».

Esquilo, en Siete contra Tebas (610), alaba al adivino con un famoso verso: Sóphrōn, díkaios, agathòs, eusebés anér, en que la justicia, la excelencia, la piedad aparecen configurando el campo semántico de sóphrōn. En el Agamenón (1425), Clitemnestra aconseja al coro, que la condena, a contenerse, a ser mesurado - sōphronéin-. «Losdioses aman a los que son sensatos», dice Sófocles en Áyax (132); y en Electra (307), frente a la desesperanza, la protagonista afirma que ya no es posible ser piadoso ni sensato - sōphronéin-. También en Las Bacantes (1150), sōphronéin va unido a la piedad para con los dioses. En los trágicos predomina, pues, este matiz religioso de respeto hacia fuerzas superiores. Así lo confirma también el coro en Antígona (1348), donde se considera la sensatez como lo más importante para la felicidad, «porque contra los dioses no se puede ser altanero».

En Tucídides (III 37, 3; también en IV 18, 4), hay una especie de secularización del concepto, que se opone a desenfreno, a intemperancia -akolasía-: «es más conveniente la ignorancia con mesura, que el ingenio con desenfreno». Un sentido diferente se encuentra en Demócrito (fr. B 294), en donde sōphrosynē es la virtud de los ancianos, mientras que para los jóvenes se alaba la fuerza y la belleza. También en los fragmentos B 210, B 211, la mesura tiene que ver con la continencia en la comida y con la prolongación del placer.

En. el Platón de la madurez (Fedro 237e), la sōphrosynē es un modo de pensar que guía hacia lo mejor, frente al apetito innato de placeres. Sentido que también se encuentra en el Banquete (196c), donde sōphrosynē es el dominio sobre placeres y deseos-epithymíai. En un contexto semejante y controlando los deseos aparece en Fedón (68c). En este pasaje es, además, creadora de una especie de orden interior que, desdeñando el cuerpo, facilita el conocimiento y la filosofía. En la República (430e) se define la sōphrosynē como un orden y dominio de los placeres y deseos. Es interesante observar que, en estos textos, lasōphrosynē se opone a los mismos términos -placeres y deseos-, como si todo el esfuerzo de Cármides se hubiese ceñido, en el Platón de la madurez, a un aspecto exclusivamente moral e ideal del concepto.

En Aristóteles, también, como en Tucídides, sōphrosynē se opone a akolasía, a desenfreno (Retórica 1366b 13; Ética nicomáquea 1107b 4-8, 1117b 24; Ética eudemia 1221a 2, 1231a 38). Refiriéndose a la prudencia, phrónésis, Aristóteles (Ética nicomáquea 1140b 11 sigs.) recurre a una expresión que recuerda la etimología del Crátilo: «por eso damos a la prudencia el nombre de sōphrosynē porque la salva [sōzousa tēn phrónēsin]». En la Política (1263b 9), como tal vez en Demócrito,sōphrosynē es continencia sexual, y en otro pasaje (1277b 21) se nos dice que es distinta esta virtud en el hombre y en la mujer. Importante es el pasaje de los Tópicos (123a 34), donde como un mero ejemplo lógico, para distinguir el sentido propio del figurado, escribe Aristóteles que; la sōphrosynē es una sinfonía, una especie de armonía.

Sobre este fondo se destacaba la discusión socrática, en la que la virtud es algo más que saphrosyné. Abriéndose a varias posibilidades de definición, que son superadas en la discusión misma, llega a configurarse como una clase de conocimiento reflexivo que pugna por ser objeto de sí mismo. La historia de la palabra y sus diversos significados se sitúan, así, en un nuevo proyecto intelectual en el que se descubren algunos de los temas fundamentales de la filosofía de Platón que se recogerán, después, en el Menón, en el Sofista, en el Teeteto. Las páginas finales del Cármides son, al mismo tiempo, prólogo a uno de los problemas fundamentales de la filosofía: el problema de la conciencia, de esa capacidad de reflexión que especifica al conocimiento humano.

Aristoteles el primer gran defensor de la felicidad


ARISTÓTELES, LA ETICA Y LA AMISTAD

Posted by  on 8 septiembre 2010
Aristóteles, la ética y la amistad, por Liliana Guzman (Universidad Nacional de San Luis)
¿Por qué siempre que hablamos de formación ética nos quedamos en los límites de la moral? Pues cada vez que aparece en escena el problema de la formación ética (y sus problemas), en general, nos quedamos en los límites de una moral entendida sólo como capacidad de juicio respecto del obrar, lo cual no agota tampoco el pleno alcance de la palabra “moral”. Sin embargo, habitualmente tendemos a asociar formación ética a formación moral. Por eso aquí voy a tratar de leer una fuente ineludible de formación ética en un ejercicio de lectura que quisiera no excluir la moral pero tampoco reducirla a juicios de obrar, pero que se ocupe precisamente de la formación ética como modo de pensar la filosofía y su enseñanza. Y más aún, quizás como camino de reencuentro con ese lugar humano y benevolente que la formación ética puede habilitar a partir del comprenderse a sí misma como Aristóteles sugiere: por vía de la amistad.
La obra de Aristóteles (384-322 a. C.) sobre la ética no sólo que se ha prestado a diversos y controvertidos análisis y lecturas sino que también contiene, en sí, una variedad de opciones para su abordaje y elección respecto de qué se debe priorizar, o no, en la educación ética y moral. En función de las controversias, en parte vinculadas a cuestiones de tradición y en parte vinculadas a cuestiones hermenéuticas y de traducción, voy a remitirme específicamente a una de las obras de Aristóteles, Ética Eudemia, y desde los estudios de W. Jaeger.
Históricamente, ha primado sólo uno de los modos aristotélicos de comprender la ética, el referido a laÉtica a Nicómaco, primacía notoramiente visible en cierta línea de educación en valores, incluso cuando aborda aspectos parciales de la ética aristotélica. De fondo quedaron Ética Eudemia Gran Ética. Como de ésta última se sospecha incluso de la auténtica autoría, en efecto, del mismo Aristóteles, y como de laÉtica a Nicómaco se extraen muchas semejanzas y algunas cuestiones paralelas y subsidiarias a la Ética Eudemia, Jaeger opta por considerar los trazados para una educación ética a partir de esta obra, en el marco de lo que este autor denomina “ética original”: Jaeger denomina “ética original” a los planteos aristotélicos de la Ética Eudemia, por tratarse de escritos que desarrollan motivos ya planteados en Protréptico, un tratado de juventud, y entendiendo por tal saber una “forma más antigua para designar una ética aristotélica independiente, que data del período posterior a la ruptura con la metafísica de Platón” .

Ética Eudemia
 es un tratado ético de la “vida buena” (eudemonía ). Idea ésta no limitada al espacio suprasensible e inalcanzable de la idea platónica de Bien, para Aristóteles la eudemonía es el mayor bien posible alcanzable o plausible de realizar por una vida mortal, y entre mortales. Por tanto, este tratado es un análisis de los factores que intervienen en el desenvolvimiento del hombre en la sociedad, instancia para la que Aristóteles considera necesario cierto conocimiento o saber capaz de regular el obrar humano, y tal sería la contemplación o conocimiento divino. Citando un fragmento de Teognis, inscripto en la Latona de Delos, Aristóteles comienza su Ética diciendo:
“Aquel que en Delos, en la morada del dios, mostrando su opinión, la escribió para el propileo del templo de Leto, definía lo bueno, lo bello y lo placentero como no pertenecientes a la misma persona con estos versos:
Lo más bello es lo más justo; lo mejor, es estar sano;
Pero lo más placentero de todo es lo que uno desea
.
Pero nosotros no estamos de acuerdo con él, pues la felicidad, siendo la mejor y más bella de todas las cosas, es (también) la más placentera.” (Libro I. 1214ª) .
De esta manera, Aristóteles da un fin o destino específico a sus lecciones sobre la ética y tal fin no es otra cosa que ese fin tan humano que consta de la búsqueda de la felicidad. Pero se trata de una felicidad para una “vida buena”, donde se reúnen lo noble, lo bello y lo placentero. En este marco es que Aristóteles le dedica tanto espacio a la amistad, a la consecución de la vida buena y feliz. Tanto es así que Ética Eudemia dedica todo un libro (VII) a la amistad, y Ética a Nicómaco los libros VIII y XIX.
ÉTICA EUDEMIA Y LA AMISTAD
Esquemáticamente, señalamos los problemas planteados en Ética Eudemia. En un orden lineal, y obviando los libros IV, V y VI, los temas propuestos para dar a pensar la dimensión ética como regulación del obrar humano son la felicidad, los bienes, la virtud y las virtudes éticas, y la amistad. En breve, ellos vendrían a ser:
LA FELICIDAD (Libro I): eudemonía, o “estar siendo poseído por una divinidad”, y se vincula a tres bienes tales como la prudencia, la virtud y el placer. Y para hablar de la consecución de la felicidad, Aristóteles la implica en la base de la naturaleza de la virtud (la antigua areté, pero con ciertas variantes a su concepción noble y heroica, como así también a la paideia platónica). De tal modo que la felicidad es el mayor bien alcanzable, o el fin de las acciones realizables por el hombre. La felicidad entonces sería el mayor bien, en tanto realizable en condiciones reales, como justa medida de lo bueno:
Se habla del bien, pues, en muchos sentidos, de tantos como del ser (…) Pero hay que demostrar la existencia del bien en sí (…) hay muchos modos de bien, y uno de ellos es lo bello, además, un bien es realizable y otro no. Realizable es la clase de bien por causa del cual se actúa, y no lo es la clase de bien que está en las cosas inmutables. (I. 1217b, 1218a y 1218b)
LOS BIENES (Libro II): los bienes son internos o externos al alma. Los bienes no son otra cosa que los medios para alcanzar la virtud, o una “vida buena”. Y en este sentido, la virtud sería la mejor disposición, estado o capacidad para algo, lo que podría decirse como cierta función destinada a un fin de la acción humana, o a un uso o acción misma de la cosa. Si bien habría que distinguir entre virtudes del alma intelectuales (nous) y éticas (êthos), fundamental es establecer que la virtud es, como un bien, la otra cara de la moneda de la felicidad, puesto que ésta es la actividad de un alma perfecta conforme a una virtud perfecta. Por otra parte, la virtud pone en relación lo que es, en sí, la virtud ética, con el par placer-dolor (êthos) y afectos. Así, la virtud ética consta de un “término medio”, o un justo medio, en esa relación humana placer-dolor. Si el hombre es principio y causa de sus acciones, ya sean contingentes o voluntarias, la virtud (en tanto bien) determina entonces la rectitud del fin, estableciendo un justo medio entre lo voluntario e involuntario, mediante el camino deliberado y prudente de la libre elección. Así, los bienes son el motivo para el devenir de la virtud. Dice:
… puesto que es necesario que la función del alma y de la virtud sean una y la misma, la función de la virtud será una vida buena. Y éste es, pues, el bien perfecto que decíamos que era la felicidad (…) por tanto, la virtud es la clase de disposición que resulta de los mejores movimientos del alma; de la que parte la realización de las mejores funciones y emociones del alma…(II. 1219a y 1220ª)
LAS VIRTUDES ÉTICAS (Libro III). Son el término medio entre dos extremos: el exceso y el defecto, y esquemáticamente podrían presentarse tal como Aristóteles las enseña, comparativamente y buscando su justo medio, como equilibrio entre ambos extremos. De tal modo que serían: apacibilidad, hombría, respeto, moderación, justa indignación, justicia, sinceridad, dignidad, amabilidad, firmeza, magnanimidad, sensatez y prudencia. Considerados entre otros modos de ser de la virtud, encontraríamos entre sus opuestos elogiables y censurables, entre los modos de acciones intermedias, la virtud de la amabilidad (philía), a la que Aristóteles dedicará toda su atención en el libro siguiente, abordada en términos de “amistad” y no tratada como una relación de amigos, exclusivamente, sino abarcando toda relación de afecto y amor. Pero lo que no podemos olvidar es el énfasis que para la formación de virtudes éticas hace Aristóteles del acto (voluntario y deliberado) de la elección:
… hay términos medios en las virtudes (…) vinculadas a la elección… (III. 1228ª)
LA AMISTAD (Libro VII). Toda relación humana mediada por el afecto tiene su fundamento en la justicia, pero no de la justicia entendida como semejanza u oposición, sino de la justicia como esa forma de amistad que es capaz de, por vía de la justicia equitativa (tò dikaion), tender a la vida de la ciudad en tanto comunidad (koinonía). Así, la amistad es objeto de reflexión (o conciencia y conocimiento) de los hombres, especialmente en materia de política, para una ciudad de hombres justos:
(…) pues parece ser función de la política, ante todo, promover la amistad, y por eso dicen que la virtud es útil, ya que no es posible que sean amigos entre sí los que son mutuamente injustos. (VII. 1234b)
De este modo, la verdadera amistad (fundada en la búsqueda de la felicidad y la virtud, en consideración mutua de los amigos) supone tanto igualdad como amor: amor a sí mismo y amor hacia el otro. El amor entre dos amigos, así, es para Aristóteles nada parecido al egoísmo, sino más bien esa relación de cada quien consigo mismo, considerándose deseable y bueno, deseando lo mejor y el mayor bien para sí. Sólo quien pueda establecer ambas condiciones para amarse a sí mismo, puede entonces obrar en el mismo sentido respecto de los demás, y allí entran en juego dos actitudes que hacen posible la buena amistad con el otro: la benevolencia (eúnoia) y la concordia (homónoia). En función de estas actitudes es que puede establecerse una relación humana en la que lo importante es el cuidado y responsabilidad mutuos, generosos y solidarios entre las personas que eligen implicarse en esa amistad:
(…) la amistad primera es amistad y elección recíproca de los unos a los otros (…) esto hace la virtud, y la política está para eso, para que se produzca esta armonía entre lo que todavía no existe.(VII. 1236b y 1237ª)
Puesto que la amistad, en su dimensión ética y verdadera, tiende a esa relación entre autosuficiencia y amor, es decir, hace del amor entre amigos una manera de ser y obrar en consecución de la autosuficiencia (autarkéia), o gobierno de sí mismo, capacidad de obrar con determinación conciente y en un acto de la voluntad, tal relación de afecto deviene en un camino de aprendizaje de la elección prudente: pone en deliberación el deseo de la voluntad y, consecuentemente, por capacidad de elección de nuestro obrar.
(…) el amigo quiere ser, como dice el proverbio, “otro Heracles”, otro yo (…) Por tanto, percibir al amigo es necesariamente, de alguna manera, percibirse a uno mismo, y conocer al amigo, conocerse de alguna manera a uno mismo (…) Pero si uno mismo vive bien y de igual manera el amigo, su comunidad participará de las cosas incluidas en el fin, al menos en gran medida. (VII. 1245a y 1245b)
VIRTUD Y PHRÓNESIS (Libro VIII). Suele traducirse el término phrónesis por prudencia, como así también por sensatez . Considerando a ambas no como ciencias, sino la prudencia como el mejor estado posible del hombre con respecto al bien, y la sensatez como la virtud de la parte racional del alma, Aristóteles considera que la relación entre ambas, entre virtud y prudencia, no excluiría elementos como la fortuna (eutychía), como causa de prosperidad. Pero que, sin embargo, no son el fundamento o razón suficiente para que un hombre de bien llegue a ser un hombre de buenos amigos, y por tanto, un hombre feliz. Pues:
(…) los que llamamos afortunados no lo son a causa de la fortuna. No son afortunados, entonces, porque dependen de la fortuna cuantos bienes tienen por causa la buena suerte. (VIII. 1247b)
Y aquí introduce el término de la virtud como nobleza (kalokagathía), en la concepción antigua de la palabra virtud, como suma de todas las virtudes. Un hombre noble es aquel que, además de buen amigo, elige bienes elogiables por sí mismos, y se rige por una norma de elección y adquisición de bienes, una norma moral y ética fundada en la contemplación de la divinidad:
Ocurre, además, que ser bueno y ser noble poseen una diferencia no sólo en los nombres, sino también en sí mismos. Pues, entre todos los bienes, hay fines que son elegibles por sí mismos (…) las cosas disputadas y que parecen ser los mayores bienes: el honor, la riqueza, las excelencias del cuerpo, los éxitos y las habilidades, son bienes naturales, pero pueden ser perjudiciales para algunos a causa de su modo de ser (…) Y se es noble por poseer, de entre los bienes, los que son bellos por sí mismos y por ser practicante de acciones bellas también por sí mismas. Y son bellas tanto las virtudes como las acciones que proceden de la virtud. (VIII. 1248b)
Phrónesis, entonces, sería cierta facultad filosófica que actúa como un transformador: convierte el conocimiento en el movimiento ético de la voluntad y su consecuente y deliberado obrar.
De esta manera es como Ética Eudemia deja sentadas las posibilidades para una ciudad justa, construida por vínculos mediados por el bien según la justicia capaz de obrar entre hombres que saben de amistad. Y que asumen la amistad como cuidado del otro y como la condición necesaria para la construcción de una “recta razón”: si hay relación entre razón teórica y práctica, lo es por una concepción de “recta razón”. Esto es el sentido de la ética y su afirmación de la amistad como posibilidad de formación, como medio para la educación ética del hombre. Pues la formación en el hombre de una “recta razón” es lo que posibilita seguir los pasos en consecución de la virtud y lograr una armónica “vida buena”, o feliz. Al menos en el mejor de los términos posibles, para todos.
OTRA ÉTICA PARA OTRA EDUCACIÓN
Podríamos decir entonces que la interpretación aristotélica respecto de la amistad, como elemento constitutivo de la formación ética, pone de relieve el valor de la relación humana mediada por el amor, los afectos, las emociones, en un plano reivindicativo para una opción alternativa a cierta corriente de educación ética y moral en vigor. Mirada que ha pretendido sugerir la posibilidad de sospechar del concepto de “valor” pero en un sentido afirmativo: para sospechar de los valores enseñados, transmitidos, oficializados, normativizados, y recuperar la dimensión invaluable -aunque generadora y fecunda- de la formación de la virtud por vía de la amistad. Por tanto, la amistad no agota su realización en sí como modo de bien y, como tal, como vía de realización y comprensión humana.
Pues la amistad, según las enseñanzas de Aristóteles en Ética Eudemia, es un camino para la formación de sí, el cuidado del otro, y especialmente, para la constitución de una comunidad justa, o de una ciudad donde el fin de la vida humana sea el estar lo mejor posible, en encuentro de diálogo con uno mismo y con los demás, y esto es el principio de la aceptación recíproca (y por elección mutua), pero como instancia de aceptación de ese no-yo que aún no conozco. Como también para hacer de la vida el ejercicio político para una vida realizable y, en lo posible, feliz, o lo más íntegramente posible de realizar. Al menos, parece ser que era la intención de Aristóteles con relación a la formación ética como el mayor bien alcanzable posible, en el orden del buen gobierno de sí y de los demás:
(…) convengamos en que a cada individuo le sobreviene tanta felicidad como sea su virtud, su inteligencia y su forma de obrar de acuerdo con éstas (…) y el valor de una ciudad, su justicia y su temple equivalen y son semejantes a las virtudes por cuya posesión se llama a los individuos valientes, justos, sabios y prudentes. (Política, Libro VII, I, 1323b)
Y ahí quizás radica el mérito de recuperar otra idea de la amistad para otra educación y para otra ciudad, otro mundo: en el principio radical de la amistad, desde Aristóteles, como cuidado de sí, cuidado del otro y formación ética y política para procurar las mayores posibilidades o realizaciones entre los hombres. Suena utópico, o inactual, no lo sé. Pero suena a Aristóteles. Y suena con otro uso de Aristóteles que pueda ayudarnos a comprender la educación como formación, pero en una mirada alternativa acerca de la razón de ser de la educación y, por tanto, de la formación: una mirada que incluso se oponga a una visión mercantilista de la educación como valor, o de la educación ética y moral como mera “educación moral” y como “educación en valores”.
En este sentido, quisiera reivindicar otra educación como posibilidad de alternativa a la normalización en vigor, y lo haré con el epígrafe con que elegí abrir este texto:
“un amigo es algo que uno tiene, porque, en principio, no es una mercancía.”
Las palabras son de José Pablo Feinmann, y fueron escritas a propósito del incendio de un mega-supermercado en Asunción, Paraguay. El incendio se produjo por desidia humana, pero lo abrumador del hecho fue que los dueños de la empresa ordenaron cerrar puertas del edificio aún con personas adentro, para “salvar la mercadería”. De lo que resultó la calcinación de casi 100 personas que quedaron atrapadas en el local tras la orden de cierre de sus dueños. Feinmann evoca el hecho para sugerir la posibilidad de proponer alternativas a la ética capitalista, pero como él dice, “no es fácil proponer ‘alternativas’, hay que crearlas”. Y crearlas incluso a espaldas de la ética capitalista. Y por eso la sentencia: un amigo es algo que uno tiene, porque, en principio, no es una mercancía”. Porque si de reinvidicar la amistad para otra educación se trata, pues tal reivindicación es tal por un intento de liberarse de la concepción burguesa de mercancía (si se pudiera) y con ella, de la noción de “valor”, para que la amistad pueda exorcizarse de su concepción como relación de uso, egoísmo, mezquindad y mercancía, y recupere su dimensión de posibilidad y bien. Como dice la cita: “un amigo es algo que uno tiene porque, en principio, no es una mercancía. Como tampoco uno lo es para él. Y (pese a todo lo que postulen los teóricos del capitalismo) lo que espera de mí no es mi egoísmo, sino, entre muchas otras cosas, mi benevolencia.”
Y quizás para esa cultura de hombres justos y benevolentes podríamos pensar nuevamente el sentido de la formación ética, desde una formación ética que habilite el lugar de la amistad en el pensamiento y la enseñanza de la filosofía, y desde el lugar por ser, cada vez más, un yo abierto a un tú, de la mejores maneras posibles.
Liliana J. Guzmán, otoño de 2005.

La suerte y la felicidad se crean: Richard Wiseman


Periodista Digital entrevista a la autora de 'Una mochila para el Universo'

Elsa Punset: "Las personas necesitan que les des algo de valor"

"En una mochila ligera cabe lo que nos ayuda a comprender y a gestionar la realidad que nos rodea"

Periodista Digital, 24 de mayo de 2012 a las 08:15
La autora de 'Una mochila para el universo', Elsa Punset. />

La autora de 'Una mochila para el universo', Elsa Punset.

  • La autora de 'Una mochila para el universo', Elsa Punset.
Una mochila para el universo: 21 rutas para vivir con nuestras emociones, (Destino, 2012) es el nuevo libro de Elsa Punset, una obra que nos enseña a entender a la sociedad humana y nuestras emociones.
¿Cuánto debe durar un abrazo? ¿De qué sirve llorar? ¿Qué podemos hacer para cambiar nuestra suerte? ¿Tiene algún propósito el enamoramiento? ¿Y por qué es tan inevitable el desamor? ¿Cómo aprendemosa tener miedo? ¿A partir de qué edad empezamos a mentir? ¿Por qué sentimos envidia? ¿Cuántos amigos necesitamos para ser felices? ¿Podemos evitar estresarnos sin necesidad? ¿Por qué le importa más a un hombre que a una mujer que le rayen el coche? Y, más allá de las mil dietas milagrosas, ¿existen trucos emocionales para adelgazar?
A éstas y muchas otras preguntas, trascendentales y cotidianas, responde Elsa Punset en este libro, concebido como una «pequeña guía de rutas variadas» que transitan por la geografía de las emociones humanas con el propósito de hacernos más fácil comprender lo que nos rodea, reconocer la importancia de nuestras relaciones con los demás, descubrir que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa, encontrar formas eficaces de comunicarnos, gestionar la relación entre el cuerpo y la mente, potenciar el caudal de alegría que encerramos, organizarnos para lograr fijar y cumplir nuestras metas y ayudar al cerebro humano a contrarrestar su tendencia innata «a la supervivencia miedosa y desconfiada».
Una guía con la que la autora pretende ayudarnos a vivir:
Me apetecía explicar los grandes mecanismo de cómo somos por dentro y, luego, dar muchos gestos cotidianos que nos ayuden al reto de vivir, y de vivir lo mejor posible.
21 RUTAS PARA VIVIR
'Una mochila por el universo' hace un viaje por todos los sentidos. Uno de los que más tememos los seres humanos es el miedo:
"Es una de las grandes emociones que marcan nuestra vida, el miedo y el amor, estamos siempre en esta balanza entre el miedo y el amor."
El problema del miedo es que tenemos un cerebro tremendamente sofisticado, los humanos somos muy dados a mirar hacia adelante, a prever y a recordar; y cuando te pasas el tiempo previendo y recordando, amplificas muchísimo los recuerdos del miedo y tienes el cuerpo funcionando, constantemente, como con esta alarma [cuidado, cuidado].
Para aquellos a los que la suerte no les acompaña, Punset propone ser más activos y abrir nuestra mente a nuevas oportunidades:
"La gente que tiene buena suerte, lo que se ha visto, es que generalmente es gente muy abierta a la vida, con muchos menos miedos y con una capacidad especial para generar oportunidades o reconocerlas".
Uno de los grandes principios de la buena suerte es reconocer las oportunidades y si no hay suficientes generalas, pero haz algo, de nuevo es una invitación a ser activa.
Una guía para comprender y transformar:
He dividido esta 'Mochila para el universo' en 21 rutas porque todo el mundo no transita por las mismas rutas al mismo tiempo. Es decir, hay días, hay semanas, hay meses en que te atascas en un determinado lugar, yo quería dar muchas claves para ayudar a las personas a desatascarse y a entender, porque si no comprendes, como decíamos al principio, no logras transformar.
Elsa Punset señala que con palabras transparentes y sencillas, para transformar nuestras vidas y nuestras relaciones «no necesitamos tanto como creemos: en una mochila ligera cabe lo que nos ayuda a comprender y a gestionar la realidad que nos rodea».
AYUDAR A LOS DEMÁS ES ALGO INNATO DEL SER HUMANO
Actualmente, la escritora colabora con la campaña SOMOS, en la que se han agrupado diferentes organizaciones para ayudar a los más necestados. Punset nos explica qué nos mueve a ayudar:
"A mi me pidieron que llevara a cabo un estudio para saber por qué la gente ayudaba y qué sensación les daba ayudar. Nuestra idea es que somos seres hechos para colaborar. Vimos que ayudar no solo genera felicidad a los demás, te da felicidad a ti mismo, es uno de los motivos. Es bonito saber que en nuestras vidas no todo es acumular bienes, sino realmente que ayudar a los demás genera una satisfacción profunda."
Básicamente somos buenos, y queremos vivir siendo buena gente. A veces el entorno es muy agresivo, y si estás en modo supervivencia, y a penas logras sacar cabeza, evidentemente las personas dejan de ayudar a los demás porque tienen que sobrevivir. Pero para la gran mayoría que vivimos en estas sociedades la falta de ayuda se debe a la falta de atención. No tenemos que pensar que si no lo hacemos otros lo harán.
ETAPA TELEVISIVA EN 'EL HORMIGUERO'
"Para mi ha sido una experiencia inolvidable, muy rica. La televisión te da muy poco tiempo, es un público muy amplio, y Pablo, cuando empezamos a colaborar juntos creía mucho en esta sección y me decía esto no es una sección, es una misión."
Eramos solo él y yo los que creíamos que podíamos dar algo de valor de una forma divertida. Era un riesgo y la verdad es que funcionó desde el principio. A mí me enseñó hasta que punto las personas que están ahí fuera necesitan algo de valor.
Sobre su posible vuelta al programa comenta:
"Hay etapas en la vida, han sido dos temporadas en 'El Hormiguero' y yo creo que ahora estoy preparada para una nueva etapa, y es en lo que estoy. Además la televisión en directo te deja poco tiempo para escribir, llevaba tres años sin publicar. Me gusta mucho la idea de que voy abriendo nuevas puertas una vez que he logrado hacer algo y que creo que lo he hecho lo mejor que he podido y sabido. Pero ahora me gustaría probar otra cosa, y espero que pronto pueda contados qué. Tengo nuevos proyectos pero tengo que terminar de verlos claro."
Elsa PunsetUna mochila para el universo, Ed. Destino, 2012.

Elsa Punset: Ayuda a la Felicidad


Elsa Punset presenta “Una mochila para el universo”



Elsa Punset nos propone un recorrido por el mundo de las emociones en su último libro “Una mochila para el universo” (Destino). Una obra con palabras sencillas, fino sentido del humor y un lenguaje transparente.

La autora, que ha presentado recientemente su nuevo libro en Madrid, “tiene la capacidad de hacer fácil lo que a muchos nos parece imposible” asegura su editor.

“Mi reto es mejorar la vida de mis lectores, y para ello me he adentrado en el cerebro y lo he explicado de la forma más clara posible”, cuenta la hija del pensador Eduardo  Punset.

¿Es posible vencer el miedo al fracaso? ¿Cómo ser creativos? ¿Qué ocurre en nuestra mente al enfadarnos? ¿Cuánto tiene que durar un abrazo? ¿Qué tenemos que hacer para vivir el presente? Todas estas son algunas de las preguntas que Punset trata de responder a lo largo de “Una mochila para el universo”.

En este libro la autora ha tratado de mostrar sus conocimientos a los ciudadanos tras tres años colaborando en los medios de comunicación. Elsa Punset participa de forma habitual en programas de televisión y radio, lo que le ha forzado a hablar desde el rigor y con palabras sencillas. “Para vivir mejor es necesario entender que nos pasa por dentro. Este libro está repleto de actitudes del día a día, porque la gestión emocional se traduce en pequeños gestos”.

“La solución a nuestros problemas no está en sentarse a esperar, sino en conocernos y poder controlar las situaciones que nos rodean. La parte buena de las crisis es que estamos obligados a cambiar lo que no funciona. Este es un libro interactivo que nos da las herramientas para conocernos mejor y vivir con nuestras emociones” explica la autora. Y “no hay nada más positivo”, asegura, “que una emoción constructiva”. 

Gestión de las Emociones: Odio


"El odio es una emoción inútil que requiere demasiada energía"

"El odio es una emoción inútil que requiere demasiada energía"
La autora en una fotografía reciente.
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Alfredo Llopico  /  Javier Vázquez Losada 30/07/2012   (06:00h)
La escritora Eugenia Rico se inició en la literatura escribiendo poesía y cuentos. Ahora, tras cinco novelas de gran éxito entre las que destaca Aunque seamos malditas, publica El fin de la raza blanca. Doce cuentos y dos microrrelatos para un libro que, como la vida misma, se divide en tres partes: cielo, purgatorio e infierno, y que tiene mucho que ver con el tiempo que nos ha tocado vivir. Pero antes de adentrarnos en su lectura nos desvela algunos de los secretos de su personalidad en la siguiente entrevista de Culturamas.
¿Crees que el mundo se está acabando?
El mundo se acaba todos los días, y también comienza todos los días un mundo nuevo. Aunque puede venir El fin de la raza blanca.
¿Cuál es tu posición favorita en un coche?
Al lado del conductor, en el asiento del muerto que es desde donde mejor se ve la vida.
¿Cuál es tu precio?
Mi libertad no tiene precio, tiene tu nombre.
¿Qué comida jamás probarías?
Comida caníbal: carne humana, lo demás está para probarlo.
¿Por quién o por qué serías un kamikaze?
No hay que ser un kamikaze por nada. El fin no justifica los medios.
¿Has odiado de verdad a alguien?
El odio es una emoción inútil y requiere demasiada energía que necesito para otras cosas; no odio, el odio es muy cansado.
¿Cuál de tus manías soportas mejor?
Ninguna, la que más nerviosa me pone es el perfeccionismo, eso de revisar cada novela diecisiete veces.
¿Te valdría de algo ser inmortal?
Sería maravilloso para leer todos los libros del mundo.
¿Compensa ir de farol por la vida?
Nunca. Si vas de farol tu vida también es una mentira.
¿Qué parte de tu persona no comprendes?
La que sigue creyendo a pesar de que todo el mundo es bueno.
¿Te gustan las películas porno con argumento?
¿Existen?
¿Cuál es tu trozo de piel más sensible?
El lugar donde besa Drácula, cuando besa.
¿Cómo sería para ti un extraterrestre?
Alguien incapaz de hacer daño.
¿Preferirías vivir en la luna?
Yo ya vivo en la Luna, pero en la Luna verdadera, por el momento, no hay muchos libros.

¿Merece la pena saber morir?
Sí, pero para eso hay que saber vivir.
¿Qué harías si poseyeses esclavos?
Liberarlos, ningún hombre puede ser esclavo de otro.
¿Te cambiarías el nombre si te lo pidiesen?
Depende quién me lo pida y por qué.
¿Cómo te imaginas a tus tatarabuelos?
Contando historias.
¿Y a tus bisnietos?
Escuchando las historias que sus abuelos les han transmitido de sus tatarabuelos.
¿Te molesta juzgar a los demás?
No juzgues y no serás juzgado, al menos en el Cielo.
¿Qué frontera jamás cruzarías?
La que va de hada a bruja... Aunque seamos malditas.
¿Hasta que número sabes contar?
Yo no sé contar, yo soy de letras. Todo lo que importa es infinito.
¿Te gusta meterte en charcos?
No, pero me meto.
¿Conoces a todos tus enemigos?
No, pero una vez al año me encantaría invitarles a cenar: hacer una cena de enemigos.
¿Cuál sería tu epitafio en tres palabras?
“Aunque seamos malditas”.

domingo, 29 de julio de 2012

Your words and thoughts have physical power - Will Smith

La felicidad

1.-Sensatez
2.-Fijar Metas
3.-Lo conveniente
4.-La positividad
5.-Mejórate
6.-Medita
7.-Serénate
8.-Cuídate
9.-La Virtud
10.-La Humildad
11.-Prepárate
12.-Da el máximo
13.-Se Manso
14.-No des nada por supuesto


viernes, 27 de julio de 2012

Ayudate a ser Feliz


1. Vive, recuerda que respiras. Es importante recordar que estás vivo a cada segundo.
2. Sueñacultiva tus ilusiones. Sólo los muertos dejan de soñar.
3. Comparte, no estás solo. Mucha gente compartirá tus sueños y quizás no has sabido encontrarlos.
4. Sonríe, todos ganan. Cuando compartes tu sonrisa se abre un mundo de posibilidades a tu alrededor.
5. Siente, muestra gratitud a la vida. Sonríe a nuevos pensamientos y emociones.
6. Escúchate a ti mismo. Después, a tu alrededor, sin creerte todo lo que te digan.
7. Actúa, de forma congruente con lo que dice tu interior. Con valor, decisión y sentido común.
8. Respeta, como forma de quererte y actuar con los demás. Desde la admiración y sin envidias.
9. Aprende, date permiso para equivocarte. Respeta los aprendizajes de la vida.
10. Disfruta, antes de que sea tarde. Quizás mañana no estés vivo.
11.-Cuídate
12.-Cuídate más
13.-Creencias adecuadas
14.-Hábitos convenientes