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martes, 29 de mayo de 2012

Mejora Tu Autoestima


¿cómo está tu autoestima?

Septiembre - 2008

Si tu valoración personal fuera una ecuación matemática sólo tendrías que sumar dos componentes: un sentimiento de capacidad más otro de valía, y el resultado será tu autoestima. Con esa sumatoria exacta de los niveles de confianza y respeto por ti misma, lograrás reconocer tus habilidades para enfrentar los desafíos y disfrutar mejor la vida. ¿Te animas a descifrar la fórmula?

Cuando lo que buscas es felicidad y aceptación personal, sin duda una autoevaluación objetiva es el mejor recurso para verificar cómo anda tu autoestima. Por lo regular, este valor suele ser deteriorado e incluso quebrantado por distintos aspectos, que si no controlas a tiempo son capaces de desencadenarte patologías emocionales.

Para evitar depresiones, o bien una baja en tu aprecio por ti misma, es preciso que conozcas cuáles son los principales enemigos de la autoestima. Los expertos del comportamiento describen algunos de los más comunes, así como las soluciones para enfrentarlos y sacarlos por completo de tu vida.


Comparación social 
Este aspecto se convierte en enemigo cuando lo realizas con el propósito de sentirte bien sólo si los demás parecen peores, o si te deprime que los otros sean mejores que tú. Sin duda, la autocrítica es buena y tiene sentido cuando es constructiva, porque invita a la superación. Pero si se vuelve cruel hasta el punto de generar sentimientos de culpa o resignación al fracaso, entonces conduce a un desequilibrio emocional capaz de paralizarte. Hazle frente utilizando las estrategias que Salvador García, psicoterapeuta, recomienda:

Aprende a aceptarte, para ello enfoca tus experiencias con una actitud que vuelva sobresalientes los conceptos de aprobación o desaprobación -el deseo de ver, saber y conocer-. Esto no significa que prescindas del afán por mejorar o evolucionar, sino es la condición previa al cambio. Si aceptas lo que sientes y lo que eres, podrás permitirte la plenitud consciente de la naturaleza de tus elecciones y acciones.

Desvaloración aprendida
Los valores que te acompañarán toda la vida se cimientan en la infancia. Por eso, si desde un principio tus padres no apreciaron tus habilidades y esfuerzos y, por el contrario, te recalcaron frases como “estás mal”, “no sirves” o “no eres capaz”, es probable que ahora asumas la vida con actitud pesimista y temerosa.

Supéralo al aceptar que la autoestima no depende de las características genéticas, sino del modo en que manifiestes tu honestidad e integridad, y de cómo explotes tu capacidad para aprender y adquirir conocimientos y experiencia. Lo mejor es vivir de forma consciente para que tus deseos, miedos y rechazos no alteren los hechos de tu vida.

Represión
Surge cuando dejas de decir lo que sientes o piensas, como consecuencia de imposiciones externas, ya sea que lo hagas por temor al rechazo o al enojo de otras personas; por ende, esto genera angustia y desvaloración personal.

Vence la represión fomentando tu libertad e independencia, es decir, mantén tus propias opiniones, genera juicios a partir de tu capacidad de análisis y reflexión o relativiza la crítica ajena sin desestimar los aspectos constructivos. Además evita dejarte llevar por la manipulación que podrían tratar de ejercer otras personas.

Los fracasos
Nadie es perfecto, la equivocación es parte de la vida. Por mucha confianza que tengas en ti misma, siempre existe la posibilidad de errar. Sucede que la sociedad suele juzgar como más importante el nivel de éxito alcanzado, antes del proceso que te condujo hasta ahí. Por eso el fracaso resulta ser una excusa para la culpa o la depresión, sentimientos que incrementan el temor al futuro.

Aprende de tus errores y conviértelos en ensayos u oportunidades para tu formación. Volver a intentarlo después de revisar la experiencia no es el resultado de una fe ciega o de un arranque de insensatez, sino parte del proceso para crecer, el cual demanda disciplina y perseverancia.
José Luis Cano, psicoterapeuta, menciona que si aprovechas tus capacidades podrás elevar tu autoestima y sabrás abordar el incidente cuantas veces sea necesario, sin salirte de su justa dimensión ni darte por vencida. En cualquier caso, pregúntate qué ha sucedido, por qué y con qué frecuencia, esto te ayudará a comprender las equivocaciones y a construir un nuevo camino.
Dificultad para asumir riesgos
Tu vida te pertenece y nadie más que tú es responsable de ella, por lo tanto, eres la indicada para tomar el mando y discernir el rumbo que llevarás. Los riesgos siempre están a la orden del día, pero en ti reside la sabiduría y voluntad para sopesarlos, decidir qué es lo más conveniente y emprender el camino.

Trabaja en desarrollar tu sentido crítico y mantente alerta frente a manipulaciones de cualquier tipo. Responsabilízate por los riesgos y consecuencias que implican las decisiones tomadas y aprovéchalas como parte del aprendizaje que te exige la vida.
La obsesión por la imagen
Este enemigo suele aparecer cuando lo que proyectas frente al espejo no es lo que quieres, ya sea porque no te gusta tu figura, estatura, cabello, piel o tus ojos. En fin, notas mil y un defectos. Ante ello Brigitte Aquin, nutrióloga y experta en trastornos alimenticios, menciona que en la actualidad los problemas del peso y la búsqueda de la perfección en la figura son los detonantes de una baja autoestima, pues inducen a las mujeres a caer en dietas compulsivas y trastornos que incluso pueden provocarles la muerte. Para ponerle un alto, la especialista sugiere lo siguiente:

¡Acéptate tal y como eres! Ubícate frente a un espejo grande y mira tu figura. Mientras lo haces presta atención a tus sentimientos. Quizá algunas partes te gustarán más que otras. Continúa observando e intenta decirte: “Sean cuales fueren mis defectos o imperfecciones, me acepto a mí misma sin reservas y por completo”. Respira profundo y repite la frase una y otra vez durante uno o dos minutos y experimenta el significado de tus palabras. Esto no quiere decir que no puedas imaginar o desear cambios o mejoras, pero lo básico es alejarte de la negación y el rechazo. Aunque no te cause placer todo lo que veas, podrás decir: “Esa soy yo, en este momento. Y lo acepto”.

Si logras mantener tu autoestima en un nivel elevado, una mayor lucidez caracterizará las ideas generadas por tu conciencia. La opinión de otros tendrá menos impacto, el riesgo de ser manipulada disminuye, alcanzas la convicción de que el presente es más importante que el pasado o el futuro, y podrás enfrentar las dificultades y resolverlas con los recursos adecuados.
La autoestima en cualquier nivel es una experiencia íntima que reside en el núcleo del ser. Es lo que piensas y sientes sobre ti misma, no lo que otros piensan o sienten por ti.




Lo que logras si te amas
Desarrollar tu autoestima es alcanzar la certeza para vivir y merecer la felicidad. Por tanto, enfrentar la vida con confianza, benevolencia y optimismo te ayudará a lograr tus metas y la plenitud:
• Cuanto más flexible seas, mejor resistirás las presiones que buscan hacerte sucumbir a la desesperación o la derrota
• Te será más fácil ser creativa en tu trabajo, lo que significa mayores posibilidades de lograr el éxito
• Te vuelves más ambiciosa, no necesariamente en tu profesión o en un sentido económico, sino en términos de lo que esperas de la vida, en el plano emocional y espiritual
• Lograrás entablar relaciones enriquecedoras y no destructivas, ya que lo semejante se atrae entre sí
• Te respetarás a ti misma, por ende, tratarás a los demás con respeto y generosidad, pues dejaste de sentirte amenazada. 
¿En qué nivel estás?


Por Yeni Leiva

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