Las habilidades emocionales permiten a las personas vivir a gusto con sigo mismas, tener una visión positiva de la vida y poder expresar sus sentimientos adecuadamente.
La empatía, el pensamiento realista, el optimismo, el esfuerzo,... tradicionalmente se han denominado "valores", ello nos indica la enorme importancia que tienen. Un buen desarrollo emocional es lo que permitirá al niño aprovechar su potencial de aprendizaje al máximo y vivir feliz con las personas que le rodean. Hasta hace poco, el término inteligencia se refería sólo ala inteligencia académica, pero desde que el psicólogo Howard Gardner afirmara que no existe un solo tipo de inteligencia y hablara de las inteligencias múltiples esa concepción ha cambiado. El éxito personal ya no dependerá solamente del CI que marcan los test, si no de la capacidad de descubrir las propias habilidades y desarrollarlas. La inteligencia emocional es la capacidad de controlar los propios sentimientos y emociones y la capacidad de reconocerlos en los demás. Conocernos a nosotros mismos nos ayuda a actuar en la vida de un modo satisfactorio, orientando nuestra conducta y controlando nuestras emociones. La capacidad de entender a los demás nos permite mejorar las relaciones personales, evitar o solucionar eficazmente los problemas y tener éxito socialmente. El papel de los padres es fundamental para que los niños y jóvenes sean emocionalmente sanos ya que son las personas más influyentes en ellos y son quienes deben acompañarlos y guiarlos hasta que sean adultos. Tanto los niños que crecen en un ambiente autoritario como los que lo hacen en uno demasiado permisivo corren el riesgo de sufrir problemas emocionales y de conducta. En el primer caso porque al no tener oportunidades de hacer las cosas por sí mismos, sentirse competentes o ser tratados amablemente se suelesn convertir en personas inseguras, descontentas, desconfiadas y les resulta más difícil relacionarse con los demás. En el caso de los niños con una educación demasiado permisiva, la falta de reglas y de límites les convierte en pequeños monstruos exigentes, que no se contentan con nada y con una nula tolerancia a la frustración. Los padres que son capaces de dar apoyo emocional a sus hijos son aquellos que encuentran un equilibrio y hacen valer su autoridad marcando las reglas y normas con comprensión, respeto y escuchan a sus hijos. Además les ayudan a potenciar sus cualidades positivas y a superar sus debilidades. Si desea reforzar alguna de estas capacidades para prevenir problemas emocionales, en esta sección (habilidades emocionales) encontrará recursos y sugerencias para hacerlo en situaciones de la vida cotidiana. |
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