¿Sabes por qué te sientes infeliz?,
porque has dejado de ser tu mism@.
Y, ¿cuándo dejas de ser tu mism@?,
cuando cedes tu poder a los demás,
ya sea tu pareja, tus amigos, tu familia, tu jefe,…
Ceder tu poder a los demás significa dejar de ser Tú.
Ceder tu poder a los demás significa hacer para gustar a los otros.
Ceder tu poder a los demás significa traspasar tu autoridad interna a terceros.
Ceder tu poder a los demás significa no vivir por ti, sino vivir en y por los demás.
Ceder tu poder a los demás significa regalarte.
Ceder tu poder a los demás significa no quererte.
Ceder tu poder a los demás significa no valorarte.
Ceder tu poder a los demás significa sentirte carente,
cuando ese sentimiento de carencia solo es una ilusión,
porque Tú eres un ser completo!
Ceder tu poder a los demás tiene tres grandes peligros:
Uno, debilitas profundamente tu autoestima,
llegando a creer que sin la aceptación de ese otro te falta el aire para respirar.
Dos, dejas de saber quién eres,
porque al hacer sólo lo que los otros quieren que hagas,
en esa enfermiza dependencia de gustar a los demás,
ya no sabes qué te gusta y qué sabes hacer.
Y tres, te conviertes en un ser infeliz,
porque no hay camino hacia la felicidad en dejar de ser un@ mism@.
Y cuando llegas a ese punto de sentirte infeliz,
de mirar alrededor de tu minúscula parcela conocida del inmensurable mundo,
sólo tienes dos opciones:
asfixiarte en la intimidad de la tristeza de tu alma,
o explotar
–por un impulso vital de supervivencia-,
en una profunda necesidad por volver a aspirar fragancias llenas de colores con sabor a libertad!
Si explotas, ¡enhorabuena!,
porque eso quiere decir que aún estás viv@!,
y a partir de ese volver a nacer
ahora ya sabrás qué es lo que no quieres en tu vida.
Y lo más importante, amig@ mí@,
es que no volverás a dejar de ser tú mism@!
Ahora sí que ya has encontrado el camino hacia tu felicidad!
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